Tú eres mi protector, mi lugar de refugio, mi libertador, mi Dios, la roca que me protege, mi escudo, el poder que me salva, mi más alto escondite.
Salmos 18:2
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En mi angustia llamé al Señor; él me escuchó y me dio libertad.
Salmos 118:5
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El Señor es, con los que lo honran, tan tierno como un padre con sus hijos.
Salmos 103:13
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Ustedes no se preocupen, que el Señor va a pelear por ustedes.
Éxodo 14:14
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El día que te llamo, vienes a mí, y me dices: «No tengas miedo.» Tú me defiendes, Señor, en mi lucha, tú rescatas mi vida.
Lamentaciones 3:57-58
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Las armas que usamos no son las del mundo, sino que son poder de Dios capaz de destruir fortalezas. Y así destruimos las acusaciones.
2 Corintios 10:4
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No tiene miedo de malas noticias; su corazón está firme, confiado en el Señor.
Salmos 112:7
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Las muchachas bailarán alegremente, lo mismo que los jóvenes y los viejos. Yo les daré consuelo: convertiré su llanto en alegría, y les daré una alegría mayor que su dolor.
Jeremías 31:13
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A todo puedo hacerle frente, gracias a Cristo que me fortalece.
Filipenses 4:13
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El hombre honrado pasa por muchos males, pero el Señor lo libra de todos ellos.
Salmos 34:19
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