Sáname tú, Señor, y seré sanado; sálvame tú, y seré salvado, pues sólo a ti te alabo.
Jeremías 17:14
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Que le preguntó: —¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: —Maestro, quiero recobrar la vista. Jesús le dijo: —Puedes irte; por tu fe has sido sanado. En aquel mismo instante el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús por el camino.
Marcos 10:51-52
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Te devolveré la salud, curaré tus heridas, por más que digan tus enemigos: “Sión está abandonada, nadie se preocupa por ella.” Yo, el Señor, lo afirmo.»
Jeremías 30:17
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Al bajar Jesús de la barca, vio la multitud; sintió compasión de ellos y sanó a los enfermos que llevaban.
Mateo 14:14
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Jesús llamó a sus doce discípulos, y les dio autoridad para expulsar a los espíritus impuros y para curar toda clase de enfermedades y dolencias.
Mateo 10:1
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Y sucedió que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y disentería. Pablo fue entonces a visitarlo y, después de orar, puso las manos sobre él y lo sanó.
Hechos 28:8
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El Señor alejará de ustedes toda enfermedad y todas las terribles plagas que, como bien saben, envió sobre Egipto; en cambio, hará sufrir con ellas a todos sus enemigos.
Deuteronomio 7:15
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El Señor le dará fuerzas en el lecho del dolor; ¡convertirá su enfermedad en salud!
Salmos 41:3
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Los envió a anunciar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.
Lucas 9:2
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Se hablaba de Jesús en toda la región de Siria, y le traían a cuantos sufrían de diferentes males, enfermedades y dolores, y a los endemoniados, a los epilépticos y a los paralíticos. Y Jesús los sanaba.
Mateo 4:24
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Jesús les contestó: —Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se vuelvan a Dios.
Lucas 5:31-32
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