Si se enojan, no pequen; que el enojo no les dure todo el día. No le den oportunidad al diablo.
Efesios 4:26-27
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El necio da rienda suelta a sus impulsos, pero el sabio acaba por refrenarlos.
Proverbios 29:11
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Recuerden esto, queridos hermanos: todos ustedes deben estar listos para escuchar; en cambio deben ser lentos para hablar y para enojarse. Porque el hombre enojado no hace lo que es justo ante Dios.
Santiago 1:19-20
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No te dejes llevar por el enojo, porque el enojo es propio de gente necia.
Eclesiastés 7:9
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Pero ahora dejen todo eso: el enojo, la pasión, la maldad, los insultos y las palabras indecentes.
Colosenses 3:8
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La respuesta amable calma el enojo; la respuesta violenta lo excita más.
Proverbios 15:1
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Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Efesios 4:31-32
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El que es impulsivo provoca peleas; el que es paciente las apacigua.
Proverbios 15:18
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Más vale ser paciente que valiente; más vale vencerse uno mismo que conquistar ciudades.
Proverbios 16:32
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Deja el enojo, abandona el furor; no te enojes, porque eso empeora las cosas. Pues los malvados serán arrojados del país, pero los que confían en el Señor tomarán posesión de él.
Salmos 37:8-9
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Ser paciente es muestra de mucha inteligencia; ser impaciente es muestra de gran estupidez.
Proverbios 14:29
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Pues el que preside la comunidad está encargado de las cosas de Dios, y por eso es necesario que lleve una vida irreprochable. No debe ser terco, ni de mal genio; no debe ser borracho, ni amigo de peleas, ni desear ganancias mal habidas.
Tito 1:7
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Si contesta que está bien, quiere decir que puedo estar tranquilo; pero si se enoja, sabrás que ha decidido hacerme daño.
1 Samuel 20:7
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El que mucho se enoja, recibe su merecido; librarlo del castigo es empeorar las cosas.
Proverbios 19:19
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No abrigues en tu corazón odio contra tu hermano. Reprende a tu prójimo cuando debas reprenderlo. No te hagas cómplice de su pecado. No seas vengativo ni rencoroso con tu propia gente. Ama a tu prójimo, que es como tú mismo. Yo soy el Señor.
Levítico 19:17-18
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